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Oímos hablar de curas dietéticas, dietéticos, comidas equilibradas, dieta cárnica, dieta vegetal y otras clases de dietas —alimentos de todas clases preparados químicamente—. Los lectores están desconcertados con cientos de revistas y miles de ideas distintas sobre la salud. Hay miles de personas que escriben sobre salud y que, si se encontraran por la calle, no se reconocerían unas a otras. El fanatismo, la intolerancia, la estupidez y el mercantilismo son los elementos principales que componen el complejo dietético que en la actualidad azota al público. Lo que la gente quiere son curaciones, y curaciones es lo que los médicos y los seguidores de distintos cultos fingen hacer. Pero, en el mejor de los casos, sólo ofrecen alivio. La periodicidad que caracteriza todos los trastornos funcionales del cuerpo hacen que parezca verosímil lo que afirmaban los curas-monjes sobre que sus remedios curaban a los pacientes, cuando la verdad es que la denominada enfermedad se había acabado. La verdad es que la denominada enfermedad era una crisis toxémica, y que cuando las toxinas se eliminaron hasta llegar a estar dentro del límite de tolerancia, la enfermedad se acabó — automáticamente, se recuperó la salud—. Sin embargo, la enfermedad no se curó, ya que la causa (los hábitos enervadores) sigue presente, las toxinas se siguen acumulando y, con el tiempo, aparece otra crisis. A menos que se descubra y elimine la causa de la toxemia, las crisis volverán a recurrir hasta que los trastornos funcionales den paso a una enfermedad orgánica. La totalidad de la profesión médica se dedica a tratar las crisis de toxemia —¿¿curan y curan??— hasta que sus pacientes son desbordados por una enfermedad crónica de ese órgano que fue el foco de la crisis toxémica. LAS CURAS NO EXISTEN La naturaleza recupera su estado normal cuando se abandonan los hábitos enervadores. Las curas, en el sentido general que se les atribuye, no existen. Si alguien padece una enfermedad cardiaca debido al tabaco, ¿cuál es el remedio? Dejar el tabaco, por supuesto. Si el corazón está débil debido a la tensión nerviosa, como podemos comprobar entre los jugadores o entre aquellos hombres que se lo juegan todo en la bolsa, ¿cuál será la cura? ¿Los fármacos? ¡No! Eliminar la causa. Todas las denominadas enfermedades se originan en la mente y en el cuerpo debido a los hábitos enervadores. Los actores principales de la escena médica actual, la comida y la insensatez dietética, están provocando que la gente exija una dieta que les cure de las enfermedades específicas. Prevalece la idea de que una dieta especial curará el reumatismo o cualquier otra enfermedad. Ni una dieta ni ningún alimento curarán ninguna enfermedad. El ayuno, descanso en la cama y dejar los hábitos enervadores, tanto mentales como físicos, permitirá que la naturaleza elimine las toxinas acumuladas; después, si se abandonan los hábitos enervadores y se adoptan unos hábitos de vida racionales, la salud volverá para quedarse, siempre y cuando la persona SANADA persista. Esto se aplica a cualquiera de las denominadas enfermedades. Sí, es adecuado para su enfermedad —usted, que escribe para averiguar si el sistema de curación Tilden se puede aplicar a su caso—. Sí, ¿acaso no se da cuenta de que la ley y el orden impregnan el universo? Y ocurre lo mismo desde la nebulosa hasta la piedra, desde la piedra hasta las plantas, desde las plantas hasta los animales, desde los animales hasta el hombre, desde el hombre hasta el espíritu, y desde el espíritu hasta el espíritu superior: Dios. En otras palabras: la ley y el orden impregnan el universo, ayer, hoy y siempre, y es igual para una constelación que para el espíritu — desde el electrón hasta el espíritu—. La toxemia explica cómo la ley universal opera en la salud y en la enfermedad. Una enfermedad es igual que otra; un hombre es igual que otro; una flor es igual que otra; el carbono del pan, del azúcar, del carbón y del diamante es el mismo. Sí, una enfermedad se puede curar igual que otra, a menos que el órgano afectado por las crisis toxémicas esté destrozado. Por ejemplo: Si se persiste en comer de forma inadecuada, la fermentación ácida irrita primero la membrana mucosa del estómago; la irritación se convierte en inflamación; después, en ulceración; más tarde, en engrosamiento e induración, lo que al final acaba en cáncer. El mundo médico lucha por descubrir la causa del cáncer. El cáncer es el punto terminal de un proceso inflamatorio cuyo principio más próximo puede ser una irritación. Al final se produce una degeneración provocada por la falta de oxígeno y nutrientes. Debido a esta degeneración, el material séptico entra en la circulación, lo que produce un envenenamiento séptico crónico denominado caquexia cancerosa. La enfermedad es la manifestación normal de la debilitación universal (agotamiento nervioso). Para comprender la fisiología y la patología es necesario tener un gran conocimiento sobre la evolución, tal y como se expresa en biología, o los razonamientos pueden ser equivocados. Las curas e inmunizaciones modernas son producto de la vanidad y de la impaciencia. Se fundan en el principio absurdo que razona a partir de los efectos (la enfermedad) hasta la causa. Se descubre el órgano que padece las crisis de toxemia —puede que sea una úlcera de estómago; entonces, la úlcera se extirpa; puede ser un cálculo biliar, entonces, la piedra se extirpa; puede ser un tumor fibroso del útero, entonces, o se extirpa el tumor o el útero. Lo mismo puede decirse de otros efectos—. El armamento médico ha resultado inútil para muchos efectos. El público acepta este razonamiento como un tratamiento eficaz cuando, de hecho, se trata de una eliminación absurda de los efectos. Y eso no es lo peor de tal torpeza: los cirujanos no tienen la más mínima idea de la causa que produce los efectos que con tanta habilidad ellos eliminan. En otra clase de trastornos prevalece la misma falta de conocimiento sobre las causas. En el tratamiento de enfermedades por carencia, el laboratorio suministra el elemento ausente, pero no se hace nada para que el órgano recupere la normalidad. ¿Por qué? Porque la ciencia médica no ha descubierto la razón de que los órganos no funcionen correctamente. La incompetencia médica continuará hasta que no lo descubran. EL MUNDO NECESITA LA CIENCIA DE LA CIRUGÍA Si la mutilación (cirugía innecesaria) es necesaria en 999 casos para perfeccionar la habilidad necesaria en el caso mil, son aquellas personas mutiladas o destrozadas las 2
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