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INTRODUCCIÓN Cerca de una pequeña aldea de la isla de Shikoku en el sur de Japón. Masanobu Fukuoka ha estado desarrollando un método de agricultura natural que podría llegar a invertir la inercia degenerativa de la agricultura moderna. La agricultura natural no necesita maquinaria ni productos químicos y muy poco desherbaje. El Sr. Fukuoka no labra el suelo ni utiliza compost. No retiene el agua en sus campos de arroz a lo largo de la estación de crecimiento tal como lo han hecho durante siglos los cultivadores de arroz en Oriente a lo largo del mundo. El suelo de sus campos no ha sido labrado desde hace veinticinco años, y sin embargo sus rendimientos se equiparan a los de las explotaciones japonesas más productivas. Su método de agricultura requiere menos labor que cualquier otro. No causa contaminación no necesita combustibles fósiles. Cuando empecé a oír hablar del Sr. Fukuoka era escéptico. ¿Cómo podía ser posible obtener altos rendimientos cada año con cultivo de arroz y cereales de invierno simplemente esparciendo la semilla sobre la superficie de un campo sin labrar? Tenía que haber algo más. Durante varios años he estado viviendo con un grupo de amigos en una granja de las montañas del norte de Kyoto. Nosotros utilizábamos los métodos tradicionales de la agricultura japonesa para cultivar arroz, centeno, cebada, soja y varias hortalizas. Los visitantes de nuestra granja a menudo hablaban del trabajo del Sr. Fukuoka. Ninguna de las personas había estado el tiempo suficiente en su explotación para aprender los detalles de su técnica, pero estas conversaciones excitaron mi curiosidad. Cada vez que había un periodo de descanso en nuestro programa de trabajo viajaba a otras partes del país deteniéndome en explotaciones comunes realizando trabajos eventuales a lo largo del camino. En una de estas excursiones visité la explotación del Sr. Fukuoka para conocer por mi mismo su trabajo. No estoy muy seguro de como esperaba que fuese, pero después de haber oído hablar tanto sobre este gran profesor me sorprendió algo el que vistiese las ropas y calzado del agricultor japonés corriente. Sin embargo su blanca barba y su forma de ser vigilante y segura le conferían la apariencia de una persona poco corriente. Me quedé durante varios meses en la explotación del Sr. Fukuoka, durante esta primera visita trabajamos en los campos y en el vergel de cítricos. Allí, durante las discusiones nocturnas con otros trabajadores, estudiantes en una cabaña con paredes de barro, se me hicieron claros gradualmente los detalles del método del Sr. Fukuoka y su filosofía inherente. El vergel del Sr. Fukuoka está localizado en una ladera orientada hacía la bahía de Matsuyama. Esta es la “montaña’ donde viven y trabajan sus estudiantes. Muchos de ellos llegan con la mochila a sus espaldas sin saber lo que les espera. Se quedan durante unos cuantos días o algunas semanas, y desaparecen de nuevo montaña abajo. Pero generalmente queda un núcleo de cuatro o cinco estudiantes que han permanecido allí alrededor de un año. A lo largo de los años, mucha gente tanto hombres como mujeres han venido y se han quedado a trabajar. No hay comodidades modernas. El agua fresca se transporta en cubos desde el manantial, los alimentos se cocinan en un hogar de leña, y la iluminación se obtiene de velas y lámparas de queroseno. La montaña es rica en plantas silvestres y hortalizas. De los ríos cercanos se pueden obtener peces y crustáceos, y del mar interior de las islas distante unos pocos kilómetros, algas marinas. Los trabajos varían según la estación y el clima. El día de trabajo comienza a las ocho, hay una hora para el almuerzo (dos o tres horas en los cálidos días de verano), los estudiantes regresan del trabajo a sus cabañas justo antes del anochecer Además de los trabajos agrícolas, están las tareas domésticas del acarreo del agua, cortar leña, cocinar, preparar el baño caliente, cuidar las cabras, alimentar las gallinas y recoger sus huevos, vigilar las colmenas, reparar y ocasionalmente construir nuevas cabañas y preparar “miso” (pasta de soja) y “tofu” (cuajada de leche de soja). El Sr. Fukuoka aporta mensualmente 10.000 yen (cerca de 4.000 pts) para cubrir los gastos de manutención de toda la comunidad. Estos consisten en su mayor parte en la adquisición de salsa de soja, aceite vegetal y otros artículos que no se pueden fabricar a pequeña escala. 2
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